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sábado, 30 de julio de 2011

Nuevo

Una vez me encontré a mi mismo,
desnudo ante al vacío.
Era niñez, hermosa y triste. 
Fría, cálida y nublada.
Llena de (im)posibilidad.
Ocurrió en el aroma del té,
mientra mojaba una galletita.
Tocándome un hombro 
y susurrándome al oído,
cosas que creía olvidadas,
estaba ella; La nada..
Mas vieja que el tiempo,
y tan sabia como el universo.
Se sentó a beber una taza,
que nadie le había servido.
Me preguntó por el futuro,
con palabras del pasado,
en una lengua que no se oía
pero que era obvia.
Me preguntó por miles de cosas,
cuya respuesta escrita era el silencio.
Estruendoso silencio último, 
que tiró abajo paredes, refugios, 
ruinas y grandes monumentos. 
Todo tipo de estructura
que me había empecinado en construir, 
con polvo y novedad de la tierra,
sin siquiera saber por qué. 
No me resistí, y vi todo caer.
Etérea, absoluta, fugaz.
Era la nada misma, llenándome.
Dándome a luz en la inmensa oscuridad.
Solo por un instante, 
mientras tomaba un té, fui nuevo. 
Libre de mi mismo, y de todo lo demás.

martes, 19 de julio de 2011

Dulce Devenir

Puedo sentirlo
en el aire y bajo tu piel,
el invisible aroma de lo ya no correspondido.
Como la vainilla que se acabó.
Se desprende de un grito, 
silencioso y ahogado,
que reclaman lo que no soy.
Y bajo las sábanas,
el otoño,
que llegó antes de lo esperado,
nos deshoja lentamente.
Caen al techo los momentos,
los recuerdos,
las pasiones que creímos eternas
y no las puedo alcanzar.
Se me escapan, fugaces, 
privadas, ya ajenas.
¿Cuánto hace que no somos?
Intento buscarte
en los cuadros de casa,
las primeras cartas,
en la soledad de las tardes lluviosas,
en el registro de cada gesto,
palabra, encuentro,
pero es vano.
Todo es silueta.
Silueta e incógnita, 
en el absoluto vacío.
Es que nada fuimos, ni nada es.
Pero será.
Todo es dulce devenir,
todo es amargo y perpetuo cambio.
Una eterna cacería de lo desconocido,
donde los cazadores son cazados,
y piden clemencia ante el prematuro disparo
de lo que creyeron conocer.

jueves, 14 de julio de 2011

Palabras que sueñan

Hay profanos pensamientos y sentires,
que son los asechados de la ley.
Sin amigos ni moral,
sin techo, ni hoguera que los espere
en el oscuro invierno que nos azota.
Sueñan con libertad y ricos diálogos,
que los lleven mas allá de lo imaginable,
sueñan,
detrás de los barrotes de mis circunstancias,
silencios y angustias,
con volverse palabra,
poseer una mano e incontables lenguas que sepan su nombre,
quienes son, de dónde vienen y a dónde van,
y que acepten su nuevo significado.

Hay también palabras ya condenadas a muerte por la ley,
prisioneras de guerra de la historia.
Hoy escapan,
victoriosas convictas,
hacia la verdadera inmortalidad,
se fugan para reivindicarse,
ganar la calle y el habla de nuestros días.
Sueñan con que las recordemos y pronunciemos en voz alta.
Sueñan con llegar a ser verbo trascendente,
dejar atrás para siempre la prisión del polvoriento e infame diccionario,
y volver a encarnarse donde pertenecen.
Sueñan con volver a caminar con nosotros.