En el Hospital
- Hola Señorita... necesito un
turno, por favor.
- Razón de la visita.
- Tengo... algo dentro de mi cabeza,
necesito quitármelo.
- ¿Le duele en este momento?
- Si, hace años.
- Llene estas formas y tome
asiento, el doctor lo llamará.
Al comienzo de la juventud
Las hojas se resquebrajaban bajo nuestros pasos. Su pequeña y cálida mano me hacía recordar a mi hogar, pero con
una calefacción que siempre faltó durante las noches de invierno. Finalmente... la había encontrado.
Finalizando la juventud
Este era el momento.
- ¡Salta!
- Pero ¿Y si el agua esta baja?
Hay historias de que muchos murieron...
- ¡Vamos! ¡Vamos!
- Pero...
- ¡Gallina, gallina!
Se hizo de noche y ya nadie
quedaba en aquel lugar, ya puntual, ahora por siempre infinito. Un mosquito me picó
vehementemente en la nuca y fue horrible. Total dolor en el más inmenso blanco silencio. Me picaba mucho, muchísimo. Me
rasqué, me rasqué y me rasqué. Grité de la desesperación. Corrí.
Luego dejó de importarme.
Luego dejó de importarme.
Tres años después del fin de la juventud
Me despierto, y como en cada mañana,
abrazo a mi mejor amigo: Joshua, el forúnculo de la nuca. De vez en cuando, si
me porto bien, Joshua me deja ver a algunos amigos que él mantiene cautivos
dentro suyo. Pusy, la joven albina, es mi mejor amiga en la actualidad, me
acompaña a trabajar todos los días. A veces me enojo con ella, y entonces se
hace la pelirroja o castaña oscura, pero no le queda tan bien como el blanco.
En el quirófano
- Hola señor, soy el Doctor,
¿Cómo se siente?
- Como siempre.
- Ah, así que su condición es
normal. ¿Por qué esta aquí entonces? Solo tratamos disfuncionalidades.
- Porque tengo un forúnculo en la
nuca, pensé que era mi amigo de toda la vida, pero ahora el tiene otros amigos, y estos
emigraron hacia mi cabeza. Y jamás les di pasaporte, ni nada, son inmigrantes
ilegales. Y hace fiestas, gritan, susurran, hablan, viven diciendo cosas... y salen cuando quieren, y los demás los ven, y
no los puedo mantener adentro, es un caos, puedo ir a prisión.
- Oh, ya veo. Tenemos que acabar con esas lacras sociales en este mismo instante. Por favor, recuéstese un
momento, esto no tardará mucho.
- ¿Qué hará Doctor?
- Le daré una simple inyección
que acabará con todo. Relájese.
- Gracias, ¡Muchas gracias! ¿Cual es su
nombre Doctor?
- Soy el Doctor Presente.
Final abrupto.
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