Hoy asumí lo inevitable,
lo negro,
aquello que se camuflaba,
en las grietas del infinito.
Se me hizo presente,
en la piel,
en mis letras y papel,
y aun no nació intelectual
refrán o dicho,
que me justifiquen.
La impotencia le ganó a la pluma,
en la batalla última,
esta vez no habrá rebelión,
ni nuevo espíritu libertador,
que me lleve,
que me plasme,
en las paredes de la creación,
tu piel.
La tinta ya se pierde,
desangrada,
asfixiada,
en los silencios,
los gestos,
los supiros.
En ellos se ve,
lo borroneado,
lo profano,
lo arrojado;
el perpetuo bosquejo,
su sombra,
su aeónica potencialidad.
Algo que intenté,
algo que oculté,
que postergué,
por miedo,
por vos.
Adiós.
chau
ResponderEliminar:D Au revoir!
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