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sábado, 14 de enero de 2012

Ayuda II

Estaba agotado, exhausto, cansado de todo y anhelaba el final más que nada el mundo.

Escuchó un llamado. Se repetía cada vez más fuerte,

día a día,

no paraba,

no se detenía,

era gigante, arrollador, inexorable.

No lo pudo seguir ignorando...

se acercó a la voz.





Se encontró un lugar lleno de luces, oportunidades e innumerables placeres.

La puerta, la mano, el picaporte y la nueva canción que lo envolvió en una crisálida de luz fantasma.






Nadie lo vio salir.

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