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domingo, 1 de enero de 2012

Ayuda

Y allí va José, solito en la tierra. Hambriento, sin trabajo y con sus hijos enfermos.  
Sus pies lo conducían a su destino y no admitían oposición alguna. Se posó frente al hombre poderoso y lo contempló nervioso por un rato, sin emitir sonido. Pensó durante unos minutos y recordó lo que la gente decía de él, el sufrimiento, las penurias de sus amigos...

Una larga lágrima se deslizó por todo su rostro. Se arrodilló ante el imponente hombre, cuya severa mirada calaba en lo mas profundo de su ser. 

Hizo algo descabellado, que ya nadie se atrevía a hacer: Pedir algo a cambio de lo único que tenía, su vida. El hombre poderoso celebró su decisión y prometió compromiso, pero ante todo, legalidad. 

El trato se cerró con un simple garabato de tinta barata.

A José se le otorgó un préstamo en efectivo a sola firma y en el acto.

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