grité, tosí, aclaré mi garganta
pero a mi voz le faltaba fuerza
ya no puedo cargar muchos versos
en mi boca
sin parar a descansar un rato
a recomponerme
¿tan fuera de forma estoy?
debe ser que me acostumbré al
llano
a vivir en la planicie
esa de los electrocardiogramas finales
y que allá, en las alturas,
entra en pánico hasta la última
de mis células
“¡aire, aire, aire!” gritan canibalizando
cada una de las estupideces que respiro
a diario
solo queda la vergüenza, el
perdón
por engañarme otra vez
es que a mi fuerza le faltaba voz
y no al revés
porque acá abajo, imperio de la
costumbre,
se habla el idioma del silencio o
no se habla
y otra vez
por instinto de supervivencia
estoy allá arriba cantando
jugando
muriendo
quizá así el pulso
me vuelva a encontrar latiendo en
un cuerpo
con ustedes
con voz
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