Una vez en la parada de micro
encontré un número. Lo revolví, le encontré la vuelta y lo marqué en el
teléfono. Llamé, no atendían. Dejé un mensaje pero no respondieron. Volví a
llamar varias veces y nadie contestó. Me dispuse a revisar el número en la guía
a ver si estaba bien, y efectivamente existía, era de alguien. Pasaron meses de
incertidumbre, y en una de esas tardes anónimas en casa, sonó mi teléfono. Sonó
y no llegué a atenderlo. Podría haber sido la respuesta a esa llamada. Podría
haber sido y no pude llegar. Era "número desconocido". Tiene que haber sido, por lo que seguí llamando.
Una vez atendieron y cortaron. Me
enojé muchísimo. Dos años después volví a llamar; llamé y levantaron el tubo. Me
dijeron solo dos palabras, antes de colgar y que yo siquiera pueda mentar una palabra: número
equivocado.
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